Khanhiwara 2023 en Sigüenza: las armas que destruyen la selva

Más de seis años después, las manadas de toda España volvieron a reencontrarse el fin de semana del 22 y 23 de abril para vivir el Khanhiwara Nacional. En concreto, fueron más de 220 lobatos y lobatas de los diferentes distritos de nuestro país los que se reunieron en la localidad de Sigüenza (Castilla-La Mancha), para vivir dos días inolvidables envueltos de las aventuras de la selva.

Aunque la mayor parte de los participantes llegaron el viernes, el encuentro organizado por la jefatura del equipo nacional de Rama Amarilla, dio comienzo a primera hora del sábado, cuando todos los lobatos ya se alojaban en el albergue del colegio episcopal de la Sagrada Família, el Oasis. Tras coger fuerzas con el desayuno, las manadas, compuestas por niños y niñas de 8 a 12 años, recibieron el aviso de Mowgli: la selva estaba en peligro

Los hombres de la ciudad de Khanhiwara, que años atrás habían hecho un pacto con la selva para esconder sus armas y no hacer daño a los animales, se habían propuesto recuperarlas para dominar la selva. Para mantener la paz, la selva necesitaba de los lobatos y lobatas, que deberían trabajar en equipo para recuperar todas las armas, escondidas por la ciudad, y destruirlas.

Para ello, los lobatas y lobatos, debían dividirse en equipos, y con la inestimable ayuda de los Viejos Lobos, superar los diferentes desafios que les proponía la selva: ser ágiles cómo Bagheera, listos cómo Baloo, alegres como Ferao e inteligentes como el hermano Gris. En total, los equipos superaron más de 20 retos en una intensa jornada en la que también pudieron descubrir la belleza del paisaje de Sigüenza.

Tras una mañana repleta de actividades en la que los lobatos y lobatas pudieron conocerse entre sí, las manadas se reencontraron al mediodía para comer y poner en común todo lo aprendido junto a sus hermanos de Toledo, Madrid, Barcelona y Valencia. El parón sirvió para coger fuerzas para seguir con la Gran Caza, que se alargaría hasta la tarde con nuevos retos y desafíos que les permitieron recopilar las distintas armas: egoísmo, críticas, desobediencia, maldad….

 

Estas armas nos destruyen y los lobatos, como buenos scouts y ciudadanos, deben luchar para acabar con ellas y poder ser cada día mejores hasta llegar a ser santos. Precisamente por ello, los equipos reunieron todas las armas que habían conseguido para quemarlas en una hoguera cuando cayó la noche. Antes, pudieron celebrar todos juntos la victoria conseguida en la Gran Caza con distintos cantos y danzas de la selva.

Después de la cena tuvo lugar una espectacular velada nocturna, en la que participaron todas las manadas. Ahí se pusieron en común todas las armas, y los lobatos estaban dispuestos a celebrarlo. Sin embargo, un grupo de cazadores irrumpió en la celebración y propusieron a los lobatos y viejos lobos una série de retos que debían resolver si querían quedarse con las armas. Finalmente, los hombres de la aldea se dieron por vencidos y la paz volvió a reinar entre la selva y el poblado del Khanhwiara.

Al día siguiente, domingo, no quedaba otra que celebrar lo conseguido. Tras poder celebrar la eucaristía en medio de la naturaleza y en compañía del consiliario nacional, el Padre Abraham, los lobatos se reunieron en una gran formación, donde se entregaron las distintas insignias y cintas pertenecientes al Khanhiwara. De esta manera, se ponía el broche final a un fin de semana muy intenso donde los lobatos y lobatas de toda España pudieron ver de primera mano la importancia de la comunión entre los grupos de Guías y Scouts de Europa y del papel del escultismo en nuestras vidas.

Texto de Oscar Llena Fernandez

Fotos de Alejandro Gómez, Víctor Ruiz, Cristina Pérez, Oscar Llena y Arturo Gutiérrez